El Barrio Chino se abría ante nosotros amenazador, sus calles desiertas, sus pasillos estrechos, las puertas cerradas, los balcones suspendidos en un aire enrarecido, espeso, casi líquido. Llegamos a la puerta, El Sordo Mike eructó sonoramente y río, una nube amenazante se cirnió sobre nosotros, el viento nos enredó entre sus brazos de boxeador cansado y no sacudió como si fuera la primera vez que no...
-¡CUIDADO!- gritó Mike. Los trapos sucios y húmedos cayeron muy cerca mío, no muy cerca, pero lo suficiente como para ensuciar mis pantalones blancos.
-Malditos amarillos... - me dije en voz baja mientras sacudía y refregaba la mancha gris impresa en mi ropa.
- ¡AQUI TODOS ENTENDEMOS INGLES!- me gritaron de uno de los balcones que no pude identificar.
- jgtrlerkerfffedsff... - farfullé y abrí la puerta de una patada. En el interior de la vivienda había cuatro orientales sentados en una mesa riendo, separando y mezclando coca. En cuanto nos vieron sacaron sus armas de debajo de la mesa, estaban pegadas a ella con cinta. Uno de ellos no pudo sacarla, El Sordo Mike entró y con gran velocidad le dió un tiro de gracia en medio de su amplia frente de chino gordo y sudado. Los otros tres se refugiaron detras de las columnas que sostenian la endeble construcción. Yo me puse a resguardo detrás de un sillón viejo, Mike detrás de un pequeño televisor blanco y negro. Nuestras armas no podían compararse con sus ametralladoras de fabricación y uso militar por lo que nos contentamos con hechar algunos tiros sobre las paredes para hacer de falsear nuestra lucha, estábamos realmente aburridos.
- ¡Hombre! ¡Alto! ¡Alto el fuego! - gritó Mike. Los disparos cesaron por completo en un santiamén.
- ¡Que solo queríamos comprar un poco de buena droga!-
- ¿Porqué comenzaron a disparar entonces?-
- ¡Hombre! ¡Me emocioné! ¿Esta bien? ¡Tan solo me emocioné!-
- ¡Nos emocionamos! - gritó El Sordo Mike.
- ¡Bajen sus armas! - gritaron los chinos a coro.
- De acuerdo, hombre, de acuerdo- dijimos Mike y yo y les arrojamos nuestras armas al ras del suelo. Nos levantamos muy despacio y nos acercamos a ellos. Tenían buena pasta, terminamos la transacción, los ayudamos a cortar al chino muerto en partes iguales y nos fuimos de allí.
Todavía no puedo creer lo que nos pasó, deberíamos estar muertos y enterrados en algún jardín.
sábado, abril 22, 2006
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3 comentarios:
me emocioné loco, sniff sniff...
pobre chino gordo uaaa
Buenisimo. Le pasa por chino y gordo. Y por vender falopa.
Greets to the webmaster of this wonderful site! Keep up the good work. Thanks.
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